Marketing Digital Posthumanista nace como respuesta a esta pregunta. Este no es un blog de herramientas ni de tácticas para captar atención. Es un espacio para comprender cómo comunicar valor en una época en la que el trabajo se transforma y los mensajes ya no pueden ser vacíos. Aquí exploramos una nueva ética del comunicar: basada en la energía cognitiva, en el impacto significativo, y en la necesidad urgente de alinear lo que hacemos con lo que somos. Este blog es para quienes quieren dejar de repetir fórmulas y empezar a generar sentido.

Casos aplicados

En la sección de 'Casos aplicados' reunimos ejemplos reales y adaptados de cómo puede expresarse y promocionarse un profesional en la era del marketing posthumanista. Aquí no buscamos fórmulas, sino coherencia. No se trata de decir más, sino de decirlo mejor. Cada caso es una invitación a alinear la comunicación externa con el propósito interno, y a cultivar vínculos auténticos más allá del impacto.

Creatividad algorítmica: ¿es posible crear sin alma?

La inteligencia artificial ya pinta, compone, escribe e incluso improvisa. Cada día, miles de imágenes y textos generados por algoritmos inundan las redes. Muchos celebran esta expansión como una revolución creativa. Otros, con razón, se preguntan: ¿sigue siendo creatividad si no hay conciencia detrás?

La creatividad humana nace del conflicto, del deseo, del vacío. No responde solo a patrones, sino a intuiciones. No busca solo resultados, sino sentido. En cambio, la IA genera combinaciones novedosas, sí, pero lo hace desde los datos, no desde la vivencia. Aprende a imitar lo creativo… sin necesidad de comprenderlo.


¿Significa esto que la creatividad algorítmica es inferior? No necesariamente. Pero es otra cosa. Una ampliación del lenguaje, no una sustitución del alma. Una herramienta que, bien utilizada, puede expandir la imaginación humana en lugar de empobrecerla.

El riesgo aparece cuando se delega por completo el acto creativo a una máquina. Cuando se reemplaza la inspiración por la eficiencia, el proceso por el producto. Entonces la creación pierde su misterio. Y lo que era expresión, se convierte en simple función.

El futuro no está en elegir entre el humano o el algoritmo. Está en aprender a crear juntos. En mantener encendida la chispa que nos hace imaginar lo imposible, mientras dejamos que la IA nos ayude a construir lo que antes solo soñábamos.