Durante siglos, el talento fue una búsqueda.
Como si estuviera escondido, esperando a ser encontrado.
Hoy, la lógica ha cambiado.
Como si estuviera escondido, esperando a ser encontrado.
Hoy, la lógica ha cambiado.
El talento no se descubre: se activa.
Y no es una condición, es un proceso.
No importa de dónde vengas.
Importa si eres capaz de expandirte con lo nuevo,
de desaprender rápido,
de reconstruirte con curiosidad y sin nostalgia.
El futuro no pedirá títulos.
Pedirá señales.
Señales de que sabes evolucionar con lo incierto,
y brillar donde otros aún no entienden la luz.