El relato lineal ha muerto. Ya no seguimos una trama, seguimos un flujo.
La narrativa de la era digital no se construye con principio y final, sino con presencias interconectadas.
Cada usuario es un nodo de la historia colectiva, un fragmento que influye en la dirección del relato global.
La narrativa de la era digital no se construye con principio y final, sino con presencias interconectadas.
Cada usuario es un nodo de la historia colectiva, un fragmento que influye en la dirección del relato global.
El marketing posthumanista no narra para convencer, sino para entrelazar.
Deja de contar “lo que somos” para permitir que los otros lo experimenten.
La coherencia ya no se mide por el mensaje, sino por la resonancia.
Estamos dejando atrás la era del guion y entrando en la del ecosistema narrativo, donde las historias no se cuentan: se viven, se propagan y se transforman.