El trabajo, por definición, implica esfuerzo. Hay que hacer, moverse, producir. Pero no todo esfuerzo genera impacto.
No todo trabajo deja rastro.
El valor, en cambio, no siempre se nota en la superficie. A veces no cansa el cuerpo, pero sacude la estructura.
El valor no es hacer más. Es atreverse a hacer lo que nadie pidió pero todos necesitaban.
Implica coraje:
-
Coraje para proponer lo que nadie se atrevió.
-
Coraje para salir del guion.
-
Coraje para poner sobre la mesa lo que otros prefieren ignorar.
El valor no se mide en horas. Se mide en riesgo asumido, en silencio roto, en cambio iniciado.
No se espera una orden. No busca aprobación.
Simplemente ve lo necesario… y actúa.
Cierre reflexivo:
El trabajo responde a lo que se espera.
El valor, a lo que nadie se atrevió a imaginar.