Marketing Digital Posthumanista nace como respuesta a esta pregunta. Este no es un blog de herramientas ni de tácticas para captar atención. Es un espacio para comprender cómo comunicar valor en una época en la que el trabajo se transforma y los mensajes ya no pueden ser vacíos. Aquí exploramos una nueva ética del comunicar: basada en la energía cognitiva, en el impacto significativo, y en la necesidad urgente de alinear lo que hacemos con lo que somos. Este blog es para quienes quieren dejar de repetir fórmulas y empezar a generar sentido.

Casos aplicados

En la sección de 'Casos aplicados' reunimos ejemplos reales y adaptados de cómo puede expresarse y promocionarse un profesional en la era del marketing posthumanista. Aquí no buscamos fórmulas, sino coherencia. No se trata de decir más, sino de decirlo mejor. Cada caso es una invitación a alinear la comunicación externa con el propósito interno, y a cultivar vínculos auténticos más allá del impacto.

Hablar desde el futuro sin romper con el presente

Muchos profesionales están cambiando su forma de expresarse.

Pero no todos los receptores han cambiado su forma de interpretar.

Y ahí aparece un desafío:
¿Cómo comunicar desde el alma sin parecer confuso?
¿Cómo hablar de propósito sin sonar abstracto?
¿Cómo construir resonancia en un mundo que aún valora la interrupción?

El marketing posthumanista no puede imponer su lenguaje.
Debe invitar sin forzar, sembrar sin aleccionar.

La clave está en crear mensajes con dos capas:

  • Una que hable al mundo que conocemos (pragmático, lógico, centrado en objetivos),

  • Y otra que convoque al mundo que intuimos (más sensible, consciente y relacional).

Ejemplo de estructura de mensaje dual:

¿Sientes que tu estrategia ya no conecta como antes?
Quizá no se trata de decir más, sino de decir desde otro lugar.
Te acompaño a alinear tu comunicación con tu propósito, sin perder claridad ni impacto.”

Este tipo de lenguaje mantiene los pies en el presente, pero siembra semillas del futuro.

Porque el verdadero cambio narrativo no impone: transforma suavemente la forma de mirar.