La inteligencia artificial no nos sustituye, nos revela.
Nos obliga a preguntarnos qué nos hace únicos, dónde reside nuestro valor y cómo queremos colaborar con lo no-humano. No se trata de competir, sino de comprender.
Nos obliga a preguntarnos qué nos hace únicos, dónde reside nuestro valor y cómo queremos colaborar con lo no-humano. No se trata de competir, sino de comprender.