Durante décadas, el marketing excluyó lo invisible: la duda, el silencio, la intuición, la transformación interior.
Todo debía traducirse en datos.
Pero lo más transformador rara vez se cuantifica.
Una marca posthumana no solo pregunta “qué quiere el usuario”, sino también:
¿qué está dejando de querer? ¿qué desea sin saberlo? ¿qué rechaza sin poder nombrarlo?
El nuevo marketing no mide… percibe.
Todo debía traducirse en datos.
Pero lo más transformador rara vez se cuantifica.
Una marca posthumana no solo pregunta “qué quiere el usuario”, sino también:
¿qué está dejando de querer? ¿qué desea sin saberlo? ¿qué rechaza sin poder nombrarlo?
El nuevo marketing no mide… percibe.