El trabajo ya no se define por lo que haces, ni por dónde lo haces, ni siquiera por cuánto produces.
El empleo posthumano será un flujo: una sintonía entre capacidades humanas y no humanas que se activa cuando hay un propósito compartido.
No se tratará de “buscar empleo”, sino de activar funciones en redes cognitivas distribuidas.
No habrá jefes, sino sistemas; no habrá oficinas, sino entornos simbióticos.
En ese nuevo contexto, tu trabajo será tan líquido como tu identidad… pero igual de real.
El empleo posthumano será un flujo: una sintonía entre capacidades humanas y no humanas que se activa cuando hay un propósito compartido.
No se tratará de “buscar empleo”, sino de activar funciones en redes cognitivas distribuidas.
No habrá jefes, sino sistemas; no habrá oficinas, sino entornos simbióticos.
En ese nuevo contexto, tu trabajo será tan líquido como tu identidad… pero igual de real.