Durante siglos, comunicar fue una forma de dominar.
Hoy, lo verdaderamente subversivo es comunicar para despertar al otro.
No persuadirlo, no arrastrarlo, no ganarlo.
Sino invitarlo a ver lo que no veía.
Eso exige una ética nueva: no decir lo que vende,
sino lo que libera.
Esa es la comunicación posthumanista.
Hoy, lo verdaderamente subversivo es comunicar para despertar al otro.
No persuadirlo, no arrastrarlo, no ganarlo.
Sino invitarlo a ver lo que no veía.
Eso exige una ética nueva: no decir lo que vende,
sino lo que libera.
Esa es la comunicación posthumanista.