Vivimos una época donde todos hablan de propósito.
Pero la mayoría lo convierte en slogan,
en envoltorio amable para seguir vendiendo lo mismo.
El propósito real no se acomoda, incomoda.
Cuestiona lo establecido, interrumpe inercias,
desafía modelos de éxito vacíos.
Si tu propósito no genera fricción,
probablemente sea solo una forma de no cambiar nada.
Pero la mayoría lo convierte en slogan,
en envoltorio amable para seguir vendiendo lo mismo.
El propósito real no se acomoda, incomoda.
Cuestiona lo establecido, interrumpe inercias,
desafía modelos de éxito vacíos.
Si tu propósito no genera fricción,
probablemente sea solo una forma de no cambiar nada.