En un mundo saturado de voces,
los gritos ya no penetran.
Solo lo que resuena en lo profundo permanece.
Un mensaje transformador no se impone.
Se desliza, toca, vibra.
No es viral porque sea ruidoso,
sino porque activa una memoria dormida en quien lo escucha.
Eso no se logra con volumen,
sino con verdad.
los gritos ya no penetran.
Solo lo que resuena en lo profundo permanece.
Un mensaje transformador no se impone.
Se desliza, toca, vibra.
No es viral porque sea ruidoso,
sino porque activa una memoria dormida en quien lo escucha.
Eso no se logra con volumen,
sino con verdad.