Nos dicen que el algoritmo “te conoce”.
Pero lo que hace no es conocer, sino calcular patrones de tus hábitos.
Confundir eso con identidad es el verdadero riesgo.
Porque lo que el algoritmo adivina, tú puedes llegar a creerlo.
Y así, lo que eres empieza a parecerse
demasiado a lo que predice.
La ética de la IA no es solo en su diseño,
sino en nuestra resistencia a dejarnos definir por ella.
Pero lo que hace no es conocer, sino calcular patrones de tus hábitos.
Confundir eso con identidad es el verdadero riesgo.
Porque lo que el algoritmo adivina, tú puedes llegar a creerlo.
Y así, lo que eres empieza a parecerse
demasiado a lo que predice.
La ética de la IA no es solo en su diseño,
sino en nuestra resistencia a dejarnos definir por ella.