Durante años nos enseñaron que el marketing debía convencer.
Pero eso era solo la superficie.
Pero eso era solo la superficie.
El verdadero marketing no persuade.
Revela.
Revela cómo pensamos,
cómo deseamos,
cómo nos narramos a nosotros mismos
cuando nadie nos ve.
Por eso, el marketing del futuro
no será una técnica,
sino una filosofía en acción.
Una forma de hacer preguntas poderosas
que obliguen a las marcas
a responder con alma.