Las marcas que triunfan no hablan de sí mismas.
Crean universos.
Espacios narrativos donde otros se reconocen,
se proyectan,
se transforman.
Crean universos.
Espacios narrativos donde otros se reconocen,
se proyectan,
se transforman.
Una buena historia no busca vender.
Busca invitar.
A imaginar, a recordar, a pertenecer.
La narrativa de marca no es un espejo.
Es un portal.
Y quienes lo cruzan,
ya no quieren volver.