La innovación no surge de la visión,
sino del malestar.
sino del malestar.
De esa sensación de que algo en lo cotidiano
ya no encaja,
de que el sistema chirría
y nadie quiere oírlo.
El innovador no es el que predice,
sino el que tolera el ruido
hasta encontrar un nuevo orden.
Innovar no es ver más lejos,
es resistir con más profundidad.