El mercado lleva años obsesionado con capturar la atención.
Pero la atención no se captura, se entrega.
Y solo se entrega a aquello que el usuario percibe como necesario, verdadero o transformador.
Pero la atención no se captura, se entrega.
Y solo se entrega a aquello que el usuario percibe como necesario, verdadero o transformador.
El marketing tradicional se diseñó para interrumpir.
El marketing contemporáneo debe diseñarse para ser invitado.
La atención merecida surge cuando una marca deja de perseguir al público y empieza a alinearse con sus valores internos.
No mediante ruido, sino mediante significado.
No mediante insistencia, sino mediante coherencia.
No mediante promesas, sino mediante experiencias que mejoran la vida.
La atención es la nueva moneda emocional del mundo digital.
Y como toda moneda valiosa, no se fuerza: se inspira.
El futuro no será de quienes griten más fuerte, sino de quienes irradien más sentido.