El marketing clásico buscaba agradar. El posthumanista busca activar.
No estamos aquí para diseñar mensajes bonitos, sino para provocar microdespertares en mentes que ya intuyen que algo está cambiando.
La afinidad no nace del estilo, sino de la vibración interior del mensaje.
Por eso, en este nuevo tiempo, comunicar no es repetir…
es pulsar frecuencias con intención.
No preguntes “¿gustará?”, sino “¿despertará algo que no podrá volver a dormirse?”.
No estamos aquí para diseñar mensajes bonitos, sino para provocar microdespertares en mentes que ya intuyen que algo está cambiando.
La afinidad no nace del estilo, sino de la vibración interior del mensaje.
Por eso, en este nuevo tiempo, comunicar no es repetir…
es pulsar frecuencias con intención.
No preguntes “¿gustará?”, sino “¿despertará algo que no podrá volver a dormirse?”.