La innovación no siempre nace del vacío.
A menudo nace del sabotaje voluntario
a lo que ya está dando resultados.
A menudo nace del sabotaje voluntario
a lo que ya está dando resultados.
Porque lo que funciona hoy
puede convertirse mañana
en el mayor obstáculo para crecer.
El verdadero innovador no teme perder ventaja.
Sabe que aferrarse a lo probado
es el primer paso para volverse irrelevante.
Innovar es un acto de desapego lúcido.