En un entorno saturado de estímulos,
la diferencia ya no está en la oferta,
sino en la renuncia.
la diferencia ya no está en la oferta,
sino en la renuncia.
No haces scroll infinito.
No respondes a todo.
No aceptas cualquier cliente.
No publicas por ansiedad.
Eso —lo que eliges no hacer—
es lo que empieza a definir tu identidad digital.
La diferenciación no está en sumar atributos,
sino en restar ruido.
En convertirte en excepción consciente
en medio de la repetición automática.