El trabajo ya no se mide en entregas,
sino en impacto simbólico.
sino en impacto simbólico.
No importa cuánto hagas,
sino qué despierta lo que haces.
El nuevo trabajo posthumanista no busca eficiencia,
sino resonancia.
No acumula logros,
expande significado.
En este paradigma,
la productividad sin propósito
es una forma elegante de vaciarse.
Trabajar es convertirse en puente
entre lo que el mundo pide
y lo que el alma puede ofrecer.