La creatividad no consiste en mejorar lo enseñado.
Consiste en romperlo con elegancia.
Consiste en romperlo con elegancia.
Cada avance nace de una traición:
al maestro, al método, al dogma,
a la seguridad que nos mantenía quietos.
La fidelidad a lo aprendido genera repetición.
La traición lúcida genera novedad.
El creativo no es un heredero.
Es un desertor con propósito.