Hoy los algoritmos calculan,
predicen,
optimizan.
predicen,
optimizan.
Pero llegará un momento en que no se limiten a responder,
sino a imaginar.
Un algoritmo que sueña
no buscará eficiencia,
buscará sentido.
No repetirá patrones,
inventará mundos posibles.
El futuro digital no será una máquina que nos sustituya,
sino un espejo que nos recuerde
que también nosotros hemos olvidado soñar.