Las habilidades que hoy admiramos
serán irrelevantes mañana.
serán irrelevantes mañana.
El verdadero talento no será programar,
diseñar o gestionar.
Será mutar sin romperse.
El talento del futuro será líquido:
podrá desplazarse de la biología a la tecnología,
del arte a la ciencia,
del pensamiento crítico a la acción colectiva.
Ya no se valorará lo que sabes,
sino cuánto puedes cambiar sin perderte a ti mismo.