La mayoría de las innovaciones nacen obsesionadas con ganar terreno.
Mejorar lo existente.
Hacerlo más rápido, más barato, más atractivo.
Mejorar lo existente.
Hacerlo más rápido, más barato, más atractivo.
Pero la innovación auténtica no entra en la carrera.
La invalida.
No lucha por ser la mejor opción en un mercado saturado:
crea un espacio donde el mercado no existía.
La innovación transformadora no conquista,
redefine las reglas del juego.