La obsesión por destacar ha llenado el mercado de ruido.
Cada marca grita, multiplica canales,
fabrica contenido hasta saturar.
Cada marca grita, multiplica canales,
fabrica contenido hasta saturar.
Pero la verdadera diferenciación no es exceso,
es depuración.
Quien se atreve a callar cuando todos hablan,
a mostrar solo lo esencial cuando todos compiten por volumen,
se convierte en excepción memorable.
La diferencia no está en decir más,
sino en sostener un silencio cargado de intención.