La sostenibilidad no es un atributo que se adhiere a un producto.
Es un pacto silencioso entre quienes producen y quienes eligen.
Es un pacto silencioso entre quienes producen y quienes eligen.
De nada sirve un envase reciclado
si se consume como si el planeta fuera infinito.
De nada sirve un discurso verde
si la lógica del deseo sigue intacta.
El marketing sostenible no empieza en la fábrica,
sino en la conciencia de quien mira la estantería.
El poder no está en la marca.
Está en la decisión de cada mirada.