La era digital ha multiplicado el acceso al conocimiento, pero no necesariamente la comprensión.
Saber se ha convertido en acumular, cuando en realidad debería ser asimilar.
Cada dato que no se integra en la conciencia es una forma de ruido: información sin sentido, memoria sin alma.
Saber se ha convertido en acumular, cuando en realidad debería ser asimilar.
Cada dato que no se integra en la conciencia es una forma de ruido: información sin sentido, memoria sin alma.
La ética del conocimiento consiste en discernir lo esencial de lo accesorio, no en almacenar sin fin.
Porque el exceso de información no nos hace más sabios, solo más inestables.
El desafío posthumanista no es tener más conocimiento, sino darle una dirección lúcida.
Comprender es lo que transforma.
Saber, sin comprender, es solo otra forma de olvido.